enero 08, 2007

"Devenir sin dejar de ser, ser sin dejar de devenir"

“La memoria sólo cuenta verdaderamente –para los individuos, las colectividades, las civilizaciones- si reúne la impronta del pasado y el proyecto del futuro, si permite hacer sin olvidar lo que se quería hacer; devenir sin dejar de ser, ser sin dejar de devenir”.

Estos espléndidos conceptos y la justeza de su formulación pertenecen a Italo Calvino, en su no menos notables Apuntes sobre La Odisea.

Espontáneamente surge el recuerdo del citado párrafo, dado que ha terminado 2006. Y para esta época del año en que resultan habituales los balances de lo ocurrido, tanto como las  proyecciones de lo que eventualmente podría suceder, el concepto de Calvino parece ajustarse con perfección a la compleja situación de nuestro país. ¿Ha conjugado el recurso a la memoria la impronta del pasado y el proyecto del futuro?; ¿Ha permitido hacer sin olvidar lo que se quería hacer?; en fín, ¿se ha logrado devenir sin dejar de ser, ser sin dejar de devenir? Si el célebre escritor pudiese examinar, uno por uno, los 365 días del año finalizado, le resultaría harto difícil aprobar lo actuado en nuestro país. Por más que se conozcan sobradamente la amplitud de su generosidad y el sobrio talante de su estilo.

Ciertamente asociado, este episodio, al del otro desaparecido, el Sr. Lopez, del cual hace casi 120 días de quien no se tiene la más mínima noticia. Y si algo se supiese finalmente del caso Gerez, pero nada de Lopez, tampoco resultaría un buen comienzo para el año que se inicia. Y resulta complejo el panorama que se abre, dado que, ambos casos, remiten a lo mismo: la incapacidad, por no decir ausencia, del Estado, a los efectos de tutelar cuestiones elementales de la convivencia en Sociedad.

Convendría, sin embargo, ir por partes. De la multiplicidad de hechos del año, y aún del propio mes de diciembre, hay varios que sobresalen con nitidez por sobre todos los demás. En el ámbito internacional, la Argentina esta transcurriendo, por acción u omisión, uno de los períodos de mayor aislamiento que puedan registrarse. Por cierto, el caso de Uruguay es paradigmático. Pero Uruguay no es lo único; varias cuestiones más merecen analizarse.

En el terreno político, también resultó ser emblemático el episodio, mucho más que electoral, de Misiones. Y aunque se exteriorizó en el plano de los votos, lo que ahí ocurrió resultó ser algo mucho más profundo que una mera derrota electoral. Materia propia para antropólogos, psicólogos, sociólogos, científicos sociales de todo tipo, pareció advertirse en aquel episodio, en definitiva, una suerte de hartazgo, repulsa, ruptura, un rechazo masivo a modos y formas de actuar y procesar la política que podrían y deberían marcar una inflexión respecto a las prácticas establecidas. Debe decirse que el Gobierno Nacional acusó el impacto y realizó ciertos cambios, algunos importantes y otros, muchos otros,  mera cosmética de ocasión.

En este campo también se asistió, en los primeros días del 2007, al anuncio del Dr. Lavagna, quien confirmó que será candidato a la Presidencia, para las elecciones de octubre. Una suerte de “madrugadora” jugada del ex ministro de Economía, cuyo análisis se desarrollará más adelante.

La marcha de la economía marca, seguramente, el terreno en el que el Gobierno puede exhibir ciertos logros Es un año más de fuerte crecimiento, bien que asentado principalmente en un sostenido incremento del consumo, expansión que se nota en menor medida en la Inversión, sobre todo si a esta se le desagrega según la calidad de la misma, y finalmente, un aumento también en las exportaciones, que podrían, potencialmente, ser mucho más importantes que los valores de hoy. Asimismo, se cerró el año con inflación menor al 10 %; no está demás recordar, sin embargo, que más allá del número final del IPC, hoy conviven en nuestro país dos o tres tipos de incrementos de precios que no se reflejan en la medición habitual. Esta suerte de inflación oculta, reprimida en la serie de precios, podría llegar a generar, en algún momento, una situación conflictiva, cuando tales incrementos reales se manifiesten patentes en el IPC.

Un capítulo especial merece la cuestión energética. No en vano mencionada a lo largo del año en estos informes. La característica saliente es el haber trabajado, y seguir haciéndolo aún, al límite de las capacidades disponibles. Y esta circunstancia obedece a una razón crucial, no apropiadamente atendida por las autoridades: no hay inversión, la necesaria al menos, para incrementar la oferta energética. Y parecen no entender los responsables de la política bajo análisis, que esta no es una cuestión voluntarista, ni de pretender correr “con la parada” a los agentes que deben realizar el esfuerzo inversor. Este tipo de emprendimientos, de mediano y largo plazo de maduración, y de fuertes montos, requieren, como se sabe, de un conjunto de factores concurrentes que estimulen el desarrollo inversor. Recurriendo nuevamente a Calvino, debe haber “un proyecto de futuro”, a los efectos de que quienes tomen el riesgo de invertir sepan para que lo hacen; quienes aportan capitales deben conocer las reglas de juego que presidirán, en el largo plazo, el marco en el que se moverán, dado que en esta materia, como en casi todas, no se puede andar en la oscuridad, tentando de un lado a otro sin saber a que atenerse; finalmente, pero de ninguna manera ni último ni menor, los inversores deben conocer la tasa de rentabilidad de sus emprendimientos, a los efectos de seleccionar aquellos que, además de generar un beneficio social, remuneren adecuadamente el capital invertido. Todo lo demás es lo de menos.

Adviértase que lo anteriormente señalado es tarea indelegable del Estado Nacional. No se concibe, hoy en día, el mero espontaneísmo del mercado, a los efectos de que alguna “mano invisible” guíe el desarrollo productivo. Por cierto, el Estado debería consensuar con los actores privados los roles diversos que caben en este proyecto; pero la decisión estratégica, final, de que hacer y donde ir, pertenece al Estado. Si así no fuese, en lugar de inversión habría “espasmos” de negocios; en lugar de estar en el mundo moderno, quedaríamos fuera de cualquier mundo.

Se menciona un tipo de rol del Estado, no cualquier cosa. En esta materia energética, por ejemplo, el gobierno Argentino anduvo a la cola de un atrabiliario proyecto tropical de un gasoducto, Caracas - Buenos Aires (y estaciones intermedias), que incrementaría la oferta de gas en nuestro país. Nuestras reservas, las muchas o pocas que existan, siguen sin explorarse ni explotarse. Mírese apropiadamente lo que habría en Neuquén y en la plataforma marítima, para mencionar sólo un par de ejemplos, no precisamente al azar, a los efectos de saber que las posibilidades de gas y petróleo propios son altamente superiores a  cero. En última instancia está Bolivia, que más allá de su destino, seguirá vendiendo gas. En definitiva, el Estado que se requiere no es éste que pergeña estrambóticos proyectos o empresas casi fantasmas, sino aquel que brinde las líneas maestras para una plena expansión productiva. Líneas maestras que permitan en dicho marco, la amplia participación del sector privado, de sus capacidades y potencialidades.

Retomando el ordenamiento planteado al comienzo, es menester volver la mirada a la política exterior del país. Lo que ha venido ocurriendo con Uruguay, no podría haber sido imaginado, en los comienzos, ni siquiera por las mentes más febriles. La situación, al día de hoy, es más que conocida, de modo que no es necesario reiterarla. Sí, en cambio, algunas reflexiones. Como se sabe, a tal punto ha llegado el dislate en el manejo de la cuestión, que hay de por medio una “gestión de buenos oficios”, a cargo del Rey de España. (Dicho sea de paso, y no solo por una cuestión semántica, este informe se niega a calificar al Monarca como “facilitador”, otra de las innumerables muestras de la ligereza, liviandad e irresponsabilidad con la que se encaran las cosas). ¿Nada pueden hacer dos adultos, por si mismos, y con la responsabilidad del manejo de ambas naciones, si no lo es a través de un tercero? ¿Que tiene que hacer, el Rey de España, intentando zanjar un diferendo en el cual las partes, más que hablar, lo que han hecho hasta hoy es ladrarse? Por cierto, es deseable el mejor éxito para las gestiones del Rey, pero si así fuese, lo que se demostraría, además de la pericia real, sería el brutal infantilismo de parte de nuestras gestiones diplomáticas y la ceguera en las miras de las relaciones internacionales.

Llegados a este punto, se tornan necesarios ciertos comentarios sobre los habitantes de Gualeguaychú. Por cierto, desde luego y en adición, algunas apostillas sobre el manejo que han hecho del tema el Gobierno Nacional y también el Gobernador Busti, patético bufón de estos episodios, para no extenderse y comentar el rol de la Secretaria de Medio Ambiente, la señora Picolotti, una suerte de lugarteniente de la nada, quien no tiene mejor ocurrencia, en estos días, que ventilar públicamente sus desavenencias con la Cancillería. En los comienzos, vecinos de la ciudad que se sentían eventualmente agredidos por los emprendimientos; luego, y a medida que crecía su organización, asambleístas; devenidos, finalmente, en ambientalistas. La síntesis de todo este aquelarre dio como resultado, por acción u omisión, que los tales vecinos/asambleístas/ambientalistas, han venido a dictar y confiscar la política exterior de la Nación toda. El punto, al día de hoy, es que lo único que admiten es que Botnia sea borrada por una topadora o se relocalize. No hay alternativa para estos ciudadanos. Ahora bien, como ninguna de estas  alternativas (en rigor una sola, que Botnia se vaya) resulta viable, el problema, a simple vista, parece, en este marco, no tener solución. Y se dice “parece”, porque debe considerarse la acción que debería desplegar la política Argentina, que bien entendida tiene mucho por hacer. Que es, por supuesto, aquello que nada  tenga que ver con lo que se hizo hasta ahora.

Para terminar con los vecinos de Gualeguaychú: en el desenfreno de la escalada de la lucha, no solamente están cortados los puentes (es conveniente reiterarlo, puentes internacionales, no nacionales), sino que propusieron dos medidas adicionales. En el medio de la gestión del Rey de España,”sugirieron” la mediación del Comandante Chavez, que éste trató con un notorio movimiento de torero. Para terminar hablando de la posibilidad de un “bloqueo” fluvial. A partir de estos días, habría que prestar atención a la reacción de dichos vecinos, dado que frente a la decisión Judicial de mandar “detener” a quienes pretendiesen bloquear la salida de barcos o así lo hiciesen, la respuesta de los asambleístas fue que “se necesitarían miles de celdas” para contener a los manifestantes. Así están las cosas al día de hoy.

¿Que ha hecho, entre tanto, el gobierno Nacional? Apoyados en nuestros buenos amigos, los Griegos, debería decirse que es necesario tratar primero las cosas primeras. Y esto tiene que ver con una indispensable acción docente y didáctica que el gobierno debiera haber desarrollado a los comienzos de la situación. Nada de esto se hizo, y por el contrario, se “fogoneó” la acción directa, propia de épocas remotas, basado en un mezquino cálculo electoral. Se sabe, desde épocas inmemoriales, que en la Universidad se estudia, en las fábricas se trabaja y se protesta en las barricadas. Estos vecinos instalaron las barricadas en el lugar menos apropiado. Luego de todo lo “actuado”, el gobierno  prefirió trasnacionalizar el diferendo, recurriendo a foros internacionales, como La Haya y el Banco Mundial, con los resultados que están a la vista. El acto presidido por el Dr. Kirchner, realizado en el “Corsódromo” local (noble ámbito, imaginado para otros menesteres, como es sabido), continuó a posteriori con una exposición en Europa, en la que la delegación de nuestro país concurrió acompañada por la líder de una “murga” que baila, escasa de ropa, y entre otros foros, en una comparsa del Carnaval. Todo muy simpático y, naturalmente, sin ningún costo. Esto, que como se sabe no es ciencia ficción, continuó a posteriori, lisa y llanamente, con una provocación inexplicable.  Se trata de la presentación, en Buenos Aires y en la Casa de Gobierno, del anunció de la relocalización de la otra planta, la de Ence, en otro sitio. Este gesto, verdaderamente inaudito, con la presencia del presidente de la compañía Española, es el equivalente de tratar a Uruguay como una provincia anexada. Se anuncia, en el despacho presidencial de la Casa Rosada, una decisión que tendrá lugar en el vecino país. En síntesis, todo lo que se ha pretendido presentar como solución, viene a resultar una emulsión. De ahora en más, habría que hablar públicamente muy poco, hacer mucha tarea diplomática con Uruguay y mucha y buena política con los vecinos de Gualeguaychú, si es que realmente se quiere intentar enderezar la cuestión.

Hay que regresar ahora, al ámbito de la política local. Se mencionó al comienzo la decisión del Dr. Lavagna de presentarse como candidato presidencial. Se ha especulado, hasta ahora, si esto implica un acto de fortaleza o de debilidad del ex ministro, cuestión que no parece la más relevante. Lo que sí parece importante es la decisión política, en si misma, que ha tomado. Se presentará a una contienda electoral que, hasta hoy, no parece fácil de abordar. Pues bien, lo ha hecho y no es poco. Habrá tiempo para ver, más adelante, las necesarias alianzas que debería conformar para reunir una masa electoral que le permita realizar un buen papel. Se sabe que, en campaña, el vasto territorio no se controla desde una oficina en el Obelisco. Menos aún, si se pretende la condición de “alternativa” al poder existente, sabiendo como se sabe, la “delicadeza” que suele exhibir el Dr. Kirchner, cuando de disputar poder se trata. Habrá que ver, en adición, sobre que ejes centrales hace pivotear su campaña el ex ministro. Dado que fue actor, y principalísimo, de buena parte de la gestión del Dr. Kirchner, deberá medir muy bien hasta donde lo bueno y cual el terreno de la crítica. El camino no parece fácil, pero si todo fuese sencillo, la política perdería, entre tantas otras cosas, el encanto que lleva a los protagonistas a plantear esas luchas.


La movida en estos días del Dr. Lavagna, responde a otra lógica muy precisa que parece haber entendido con claridad. Quien marca y marcará los tiempos de esta campaña, es el actual Presidente Kirchner. Nada se ha dicho, oficialmente, sobre quien será el candidato del oficialismo, si el mismo o su mujer. Lo que hay hasta ahora son especulaciones, conjeturas, presunciones, etc. Ni Kirchner ni la Senadora han dicho una sola palabra sobre esta cuestión. Ni la dirán por ahora. Son otros los que tienen que manifestarse y hablar en estos momentos, como lo ha hecho Lavagna. Más aún, es altamente probable que Kirchner sea el último en pronunciarse sobre quien será el candidato oficial. En este primer trimestre del año, es a otros a los que les corresponde expedirse. Kirchner lo hará, al momento en que el “tablero” este desplegado, en su totalidad, sobre la mesa. Y lo que dirá no es extremadamente difícil saberlo: será candidato, él o su mujer, según quien tenga las mejores chances de ganar en primera vuelta. Si la Senadora pudiese ganar en primera vuelta, sin sofocones, podría ser eventualmente ella; en caso contrario será el. ¿Cuando lo hará? Luego de pacientes y permanentes mediciones que le permitan tomar el pulso con precisión de la situación de la sociedad. Seguramente, en el curso del segundo trimestre del año.

Lo que el Dr. Kirchner tenía que hacer, ya lo hizo. Comenzó por la provincia de Buenos Aires y la instalación de Scioli. Continuó con la Capital y el lanzamiento de Filmus, bien entendido que las cosas, dentro de un límite de tiempo, pueden modificarse. Sobre todo en Capital, donde falta saber si Filmus “levanta vuelo”, quien será, además, el candidato de mayor envergadura con el que deberá enfrentarse (Macri todavía es una incógnita), y como evoluciona el actual Jefe de Gobierno, Telerman, con serias aspiraciones de continuar, y al día de hoy con mediciones más favorables que las del actual ministro de Educación. Mientras tanto, y hasta la definición sobre las presidenciales, Kirchner seguirá, entre viajes allá y anuncios por acá, de campaña, sin estar en campaña formal. Le queda por resolver la situación de Santa Fe, donde cualquier escenario parece complicado para el oficialismo, y Córdoba, en donde deberá decidir por un candidato. Que Catamarca inaugure el año electoral en marzo, luego de unas convencionales de Corrientes, es importante, pero se sabe, los votos de dicha provincia equivalen a un barrio lateral de La Matanza.

Queda para el análisis, finalmente, lo que clásicamente se definiría como oposición. Cuya situación es en general, hoy, un tanto difusa. Y entre otras cosas resulta difusa, dado que en líneas generales se tiende más a hablar de candidatos, o eventuales candidatos, que de programas o de propuestas. En este marco, entonces, es casi una tarea de psicólogos o de estadígrafos de los gestos, el tratar de conocer que cosas dirán y quienes lo harán, como para evaluar su potencialidad  electoral. Luego de esto, analizar eventuales alianzas entre esta ensalada de posibles, resulta, en estos días, casi un juego de azar. Se sabe, en efecto, y hasta hoy, que la diputada Carrió persistiría en su candidatura. Lo mismo ha dicho el gobernador de Neuquén, Sobisch, quien intenta instalarse entre el electorado. Y el otro interrogante no menor, es saber que hará Macri, quien todavía no ha manifestado, públicamente,  en que lugar se colocará.

No parecería adecuado imputar este vacío a la estación del estío. Otras, y más profundas, podrían ser las causas del empobrecimiento, la pereza y el hastío.

Buenos Aires, enero 8, 2007.                                          
Hacia los últimos días del año, el país vivió en estado de convulsión por la desaparición del señor Gerez, quien apareció poco después del discurso del Dr. Kirchner, rodeado de la misma incertidumbre y el grado de misterio con el que había desaparecido. Hasta el momento de redactar estas líneas, son más numerosas las incertidumbres que las certezas. No hay una sola pregunta, seriamente formulada, que tenga una respuesta apropiada y convincente. La sensación predominante, diría algún paisano, es que a alguien se le escapó el tiro por la culata; ahora hay que intentar arreglarlo. El paso de los días mostrará, o no, la verdadera dimensión de este episodio. Si no se llegase a conocer la verdadera trama de lo ocurrido, podrían aparecer complejas situaciones de no fácil manejo. Y si por el contrario, se conociese lo ocurrido fehacientemente, también el escenario podría resultar comprometedor. Un tema no menor para comenzar 2007.

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