abril 30, 2007

Nos quedaremos sin herencia ni querencia

El jueves Santo, día cinco de abril, murió un maestro en nuestro país. Como es sabido no fue producto de un accidente. Le dispararon a quemarropa, a menos de diez metros de distancia, una granada de gas lacrimógeno. Ocurrió en Neuquén, pero se podría haber producido en cualquier otra geografía del vasto territorio. En la provincia cuyo Gobernador actual manifestaba la aspiración de presentarse como candidato presidencial en octubre. Justo ahí ocurrió la tragedia. No en otras provincias tanto o más complicadas que la neuquina. Por ejemplo Santa Cruz, en donde la paralización de las actividades estatales es prácticamente total. Y respecto de la cual, en los grandes centros urbanos del país, se desconoce prácticamente todo de lo que ahí ocurre o deja de ocurrir. En primer lugar, el hecho de estar militarizada por fuerza federales, gendarmería y prefectura, que ejercen una robusta disuasión sobre el eventual accionar de los huelguistas. A Santa Cruz tampoco llegan elementos disolventes, organizados y preparados para generar caos y desorden, como si llegan a otras provincias. 

Termina de graficar esta creciente anomalía, el hecho que el Presidente hace más de 45 días que no puede concurrir a Río Gallegos. Exactamente lo mismo ocurre con su hermana, posible candidata a gobernadora, quien no puede hacer pie en la capital provincial. Y en ambos casos, no producto de un repentino desamor hacia su lugar de origen. Debe descansar, el Presidente, en El Calafate y desde ahí continuar con el control remoto, tal como pretende hacerlo desde Buenos Aires. En palabras del secretario del gremio docente, “en Santa Cruz no rige el Estado de Derecho; impera hoy, en los hechos, un Estado de Sitio no declarado”.

No asoma como una ímproba tarea el arreglar este desaguisado que sigue creciendo. Se requieren pocas cosas: antes que nada diálogo, mucho diálogo y no entre sordos, tal como ha sido la costumbre del gobierno en otras situaciones de conflicto, los casos típicos con el sector agropecuario o con los vecinos uruguayos por el tema de las plantas papeleras; un poco más de dinero, no mucho, para dar respuesta, si se quiere en parte, a los reclamos docentes y de estatales en general y por encima de todo, mucha menor soberbia de parte de las autoridades que la mostrada hasta el presente. No está de más recordar que por razones de “emergencia”, desde 1991 están suspendidas las paritarias entre el Estado y sus empleados. Cierto es que los pergaminos que exhibe el insípido e inoperante Gobernador actual, parecen distar de los necesarios para encarar y resolver el conflicto. Un hombre que ha trabajado en operaciones de corretaje inmobiliario y que guarda una antigua relación personal con el Presidente, esos son sus atributos, no parece estar preparado para afrontar estas cuestiones que se salen del libreto original. Razón por la cual debería razonarse que, en el momento que lo estime oportuno y sepa y además pueda, el Doctor Kirchner procederá a realizar lo necesario para disipar el ambiente de creciente tensión que se vive en su provincia. Puede imaginarse cualquier escenario, excepto que el Presidente tenga un sinsabor electoral en su propio distrito. No resulta obligatorio, de cualquier manera, que esta lógica, mecánica y lineal, se desenvuelva de esta manera exactamente. En numerosas ocasiones, la historia ha dado pruebas de lo contrario, para sorpresa de ciertos mecanicistas. Cuanto más tiempo transcurra hasta encontrar una solución, los ánimos pueden caldearse aún más. Hasta el día de hoy, un clima de brumoso y sórdido espesor preside la vida cotidiana de toda la provincia, no solo en Río Gallegos. Al momento del cierre de estas líneas, los ministros Tomada y Filmus estaban encarando un encuentro con los dirigentes provinciales. La Nación toma cartas en un tema provincial por diversas razones: debe, como se dijo, tratar de comenzar un diálogo inexistente; no se podían correr riesgos en Santa Cruz de algún desmadre parecido al de Neuquén y finalmente, el amesatamiento o mejor dicho caída de Filmus en Capital, requerían un protagonismo del ministro de Educación.

Las cosas no terminan acá. El secretario del gremio de los estatales viene de afirmar que, “Kirchner gobierna como Fidel Castro en La Nación y como Fulgencio Batista en su provincia”. Nadie contestó una palabra, dado que, tal vez, no valga la pena. O que, por el contrario, se asemeje en parte a aquella lejana realidad del sur, lejos en el sur. Por si todo esto fuese insuficiente, debería tomarse debida nota de la activa participación que acompaña a los huelguistas, de parte de Monseñor Romanín, Obispo en Río Gallegos. De la orden de los Jesuitas también, al igual que Monseñor Piña de Misiones. ¿Habrá olvidado el gobierno nacional la experiencia misionera? Debería advertirse, sin embargo, que un creciente clima de malestar, que se generaliza, domina e impregna los ánimos de aquellos ciudadanos lejanos. La Iglesia viene a prestar otro servicio a la sociedad. ¿No recuerda acaso, el Doctor Kirchner, la extraordinaria labor, particularmente de los Salesianos, en aquellas inhóspitas tierras patagónicas? La sociedad no olvida la tarea en materia de escuelas, colegios, universidades, diversos centros de contención social que dicha congregación, durante décadas, más de un siglo, ha brindado a toda la comunidad. Torpemente, ahora, el gobernador Sancho amenaza con cortar los subsidios que dicha tarea requiere. Y que tienen, a diferencia de ciertos fondos fiduciarios a la moda, una claridad en los objetivos y transparencia en el manejo, que sería de buena higiene pública imitar.

Resultaría saludable, igualmente, que si el Presidente padece un repentino y transitorio estado de amnesia, lograra recuperar rápidamente las facultades del buen recuerdo. Tanto ha bregado el Doctor Kirchner para intentar restaurar la memoria colectiva, presuntamente perdida por los argentinos, que en esta ocasión, y de su parte, un esfuerzo adicional no estaría demás. No sería ocioso recordar que el Presidente debe a sus comprovincianos primero y a toda la sociedad luego, alguna explicación sobre la salida de los fondos de su provincia, y de los cuales, como se sabe, nada se sabe.

“Para derrotar a la barbarie, hay que ser más bárbaros que ellos”, escribió, inolvidable, Sarmiento. En los tiempos que corren, civilizados o bárbaros según quien y como se miren, existen, de cualquier manera, formidables instrumentos que permiten derribar los muros que las distancias o los intereses suelen o pretenden imponer. En el mundo de la “imagen”, que en buena parte conforma la sociedad del presente, la pantalla, sea de la TV, de la computadora o las fotos instantáneas de los celulares, hace muy difícil ignorar la realidad. No la virtual, sino la real, la de los hechos y las cosas de todos los días. Hoy se puede ver en la televisión, escuchar en las radios o mirar en fotos de celulares, además de leer en los diarios, la dura y cotidiana realidad de Santa Cruz. Se puede trabajar para intentar censurar la transmisión de ciertos hechos que incomoden al poder. Al cabo de los tiempos, resulta vano y estéril. Que un día sábado, a las 23.30 hs. ocurra un “cacerolazo” en Río Gallegos, con temperaturas no mayores a cero grados, se puede ocultar un rato, poco tiempo. Finalmente se conoce la verdad. Viene a dar cuenta de la realidad, el mundo de la comunicación, que por eso y para eso existe. Si hay algo evidente en este mundo globalizado e intercomunicado del presente, es que los medios se han transformado en una suerte de partera de la historia, no en su verdugo. Podría pensarse, luego de este relato, una cuestión  simple y rudimentaria: algo está cambiando. Tal vez lentamente pero no solo de forma subterránea. Se han debido lamentar dos muertes, aunque no hay nada que justifique ni explique dichas tragedias. Está, por lo demás, el “desaparecido” señor López, del cual se sigue ignorando todo. No parece menor la escueta novedad de cambios. En una sociedad como la nuestra, de mutaciones aparentemente lentas, ciertas cosas comienzan a moverse y ciertos crujidos se hacen escuchar. Para un ingeniero de sonido, podría decirse, es más importante el trueno que el relámpago. Pues bien, independientemente del orden en que se produzcan, y se sabe bien cómo es, acá y ahora están presentes los dos fenómenos. Las semanas venideras dirán si es una  simple y fugaz tormenta de verano, o por el contrario, podría estarse en los inicios de algún temporal mayor. Lo seguro es que no se ve tiempo despejado.

Otro variado conjunto de hechos, han requerido la atención de la sociedad en el curso de  este finalizado mes de abril. Dada su envergadura, por ahora no cuantitativamente desmedida,  pero si por su relevancia, continuidad y condición emblemática de muchas cuestiones análogas que podrían revelarse, el “caso Skanska” continúa generando más y mayores preocupaciones en el ámbito gubernamental. El propio Presidente ha debido utilizar la tribuna de la Casa de Gobierno para referirse al tema. Tratado, luego de ciertos titubeos iniciales, como una cuestión de “comisiones indebidas”. Novísima jerga posmoderna, que viene a mentar un pago de reconocimientos, que el diccionario y el habla popular han denominado de otra manera, desde siempre y en cualquier lugar. Situación de la cual el gobierno pretende desentenderse, con el pueril argumento que, si algún pago existió, ocurrió solo entre privados. Ni el Estado ni ninguno de sus funcionarios tendría nada que ver con este escándalo, que supera largamente, por sus implicaciones y repercusiones, las fronteras nacionales. Podría decirse, por el contrario, que para buena parte del vértice del poder, esta cuestión se asemeja a la de aquel atribulado personaje de la literatura universal para el cual, “ahora, mi cabeza es como una edición de bolsillo del infierno dantesco”. Se verá como continúa, pero tampoco en esta materia, el horizonte luce despejado. No es nuevo: ciertos arrolladores dirigentes políticos, con el paso del tiempo, terminaron por convertirse en jefes supremos de la hecatombe. No es inexorable; solo una posibilidad, que si ocurre, se desconoce que otras circunstancias la acompañan y en que período de tiempo se tramita.

“Tengo un amigo, comentó cierta vez el universal Chesterton, que viene de acometer una torpeza imperdonable. Se acaba de enamorar, con lunático frenesí y desbordante pasión, como si ella fuera una napolitana, de una dama que nació y se crió a los 65 grados de latitud Norte. Imagínese usted, confundir Nápoles con Dinamarca”. Salvando las distancias de espacio y tiempo, y claro que sí, el genio irlandés, pareciera que en estos tiempos y en nuestro país se hubiese instalado el amigo del escritor. Torpeza imperdonable ha sido el fondo y la forma en que se ha manejado la cuestión del INdEC. Por citar solo alguno de los fenomenales barullos en los que se ve envuelto, casi cotidianamente y por propia torpeza, la gestión del gobierno. Interventores que entran y salen, con espacio de días, transitorias designaciones normalizadoras que empeoran, no mejoran, la imagen y credibilidad del organismo, para concluir en el zafarrancho mayor: la canasta básica alimentaria había aumentado el 3,6 %, en la primera “comunicación”, para luego, en la rectificada, bajar 0,2 %. En nuestro país, en alimentos, hubo deflación.

Situación parecida se vive con el “manejo” que las autoridades realizan con la política del sector agropecuario, particularmente y en estos días, del sector cárnico. Materia que amerita el tratamiento en un informe especial, no por su complejidad, que no resulta un arcano, sino básicamente por el conjunto de cruzamientos y entrecruzamientos de resoluciones, disposiciones, normas y cuanto manoseo pueda imaginarse y que terminan produciendo un desconcierto y desánimo tal en los agentes económicos que participan de la actividad, que nadie termina entendiendo nada. Nada de esto se solucionará con los “manotazos” que absurdamente dispara el gobierno. Lo único seguro que ocurrirá, de seguirse con estos criterios es que, parafraseando a algún sabio de la “universidad de las pampas”, y tal como van las cosas, nos quedaremos sin herencia ni querencia.

En otro orden de cosas, diversos acontecimientos ocurrieron en materia de relaciones internacionales, dentro de aquellas que directa e inmediatamente involucran a nuestro país. Sobresale entre ellas la reunión en España, gestionada directamente por el Rey y sus colaboradores, para hacer posible el encuentro entre las partes. Lo primero que habría que decir, entre lo mucho por comentar, es que ciertos analistas se han permitido hablar del “milagro de España”. Tratándose de la cuestión que ocupa, algunos otros se han preguntado ¿Qué milagro? ¿Hablan del gol de Messi en la liga española o se refieren al encuentro entre uruguayos y argentinos por el diferendo conocido? Dado que, diciendo las cosas como son, se está bastante lejos de poder considerar aquello como un milagro. Ocurrió, y es ampliamente conocido, que luego de más de un largo año de ladrarse mutuamente, ahora, como corresponde a los adultos, se han sentado a dialogar. Diálogo que continuará, como corresponde, en mayo, pero esta vez en Nueva York. Pareciera, dicho sea de paso, que ni Buenos Aires ni Montevideo ofrecen, por ahora, algún cierto aire amistoso, no contaminado, que impide que las reuniones se realicen en dichas capitales. En otro aspecto, se menta un “hallazgo”. No se hablará más de relocalización de BOTNIA. Se dialogará, lisa y llanamente, sobre localización, a secas. Decodificado que fuere el lenguaje diplomático, lo cual haría las mieles de  lingüistas y semiólogos, hablar sobre localización quiere decir que la planta se quedará donde está, en el lugar donde fue pensada y que está a punto de finalizar su construcción. De cualquier manera, no es poco el comienzo de este diálogo, ya que no negociación, habida cuenta desde donde se viene. No pensarán lo mismo, seguramente, los vecinos y “ambientalistas” de Gualeguaychú. Expresó, uno de ellos, que si cayó el muro de Berlín, bien podrían caer las paredes de BOTNIA. El gobierno nacional sembró vientos; es probable que deba capear alguna tempestad. Para lo cual buscará su eterno aliado: dejar que el tiempo pase, hasta después de octubre, y luego ver como continuar. De lo que no se habla es de lo que no hay: una política de largo plazo, estratégica, que contemple los intereses nacionales, que nada tienen que ver con la existencia de las fábricas en el país hermano y que inserte a nuestro país en el mundo moderno. ¿Alguien escuchó o leyó algo de eso?

En el curso del mes, el Presidente se trasladó a Venezuela. Salvo los convenios de ocasión, que habitualmente se exhiben como resultados de estos encuentros, nada sustantivo protagonizó nuestro país. El hecho central fue la postura de Brasil. El propósito venezolano de crear un Banco del Sur no encuentra, por ahora, eco en las autoridades brasileras. Lo mismo ocurre con el mega gasoducto que uniría Caracas con Buenos Aires. Brasil comentó, en cambio, lo que ya es su conocida posición sobre la cuestión de los biocombustibles, que previamente había sido acordada con el presidente Bush y Lula, en el viaje de este a EEUU. ¿La diplomacia argentina? Bien, gracias.

Hablando del Presidente de Brasil, éste pasó algunas horas por Buenos Aires, hacia finales del mes. Pasó lo que se sabe y no desde ahora: Brasil ratifica su liderazgo en esta zona de la región, moviéndose según sus intereses estratégicos, de uno a otro lado de los actores en escena. Conforma a EEUU con la cuestión de biocombustibles y otros añadidos, no de poca monta y, a la vez, no termina de distanciarse definitivamente de Chávez. Lo que hace y lo que hará, depende exclusivamente de sus intereses nacionales y su pensada inserción en el concierto internacional. Mientras tanto nuestro país asiste a ese tipo de movimientos, que lo cuentan como un espectador más, apenas de reparto.
En el curso del mes, la Senadora Fernandez de Kirchner, viajó a México Se insiste en que forma parte de su “instalación” potencial, tal como antes lo fue Francia, Ecuador y Venezuela, y se pretende que también lo sea su anunciado desplazamiento a EEUU, en las próximas semanas. Nada de esto tiene la más mínima importancia, a los fines de verdaderamente instalar el país, no una persona, en el escenario internacional.

En el orden local, y a medida que se acerca la fecha del comicio en la Capital Federal, la temperatura continúa aumentando. El mismo día, vale recordarlo, también es el acto electoral en Neuquén. Hasta hoy, quienes pasarían a una segunda vuelta, serían  Macri y Telerman. Este hombre, sometido hoy a una fuerte campaña desde el gobierno nacional y a quien se lo ha querido vincular hasta con el caso Skanska, ha visto incrementar su potencial de votantes, luego de su acuerdo con la señora Carrió. Macri, de su parte, continúa con lo que es, hasta ahora, una rutinaria y anodina campaña, bien que con una suficiente base de eventuales votantes, que le garantizarían el pasaje a la segunda vuelta. Filmus, el candidato oficial, no parece mejorar, sino que por el contrario, continúa en una meseta, con más posibilidades de dar un paso hacia adelante, estando a un pie del abismo, que de volar y levantar. Con los amigos que tiene en el gobierno nacional, no parece necesitar de enemigos.

El hombre que está solo y espera no es solo el título de un espléndido ensayo de Raúl Scalabrini Ortiz. Se asemeja, y en mucho, a la situación actual del Dr. Kirchner. Se ha dicho, largamente, que el poder genera una cuota casi insoportable de soledad. También que corrompe y, que el poder absoluto, corrompe absolutamente. Son aforismos de la historia, no siempre verificables, pero muy difíciles de rebatir. Sea como fuere, rodeado de muchedumbres y multitudes, bufones alquilados de ocasión, el Presidente medita, en estos días, pero en soledad, cual será su próximo destino. Nada indica, hasta hoy, que octubre le sea adverso, al propio Presidente o a su mujer. ¿Esta envidiable situación del Doctor Kirchner, será también la de la mayoría de los argentinos?
Buenos Aires, abril 30, 2007.

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