diciembre 05, 2007

Amigos del Blog

No nos mueve una pasión por la necrofilia. Si los amigos que conforman esta sección hoy ya no nos acompañan, no es producto de la búsqueda en el pasado. Son, sencillamente, aquellos hombres que han marcado de diversas maneras, nuestras vidas. Si hablamos de música, por ejemplo, ¿podríamos prescindir de Beethoven? Hablaremos, por cierto, de los contemporáneos, pero ¿como olvidarse, otro ejemplo, de Bach? Dice Milan Kundera, actual y vivo, que Bach es tan clásico, que se constituyó en el revolucionario por excelencia de la música, la de su época y la presente.
Esta desordenada galería que se expone al correr de la pluma, pretenciosa, se quiere universal; por esa misma razón, no ignorará los amigos locales. Que son muchos, para fortuna de nuestro desdichado presente, quienes han intentado y logrado iluminar el camino de diversas generaciones, que pueblan nuestro generoso territorio. Si las formas llamadas populares de la cultura han tenido un extraordinario desarrollo en nuestro país, ¿Quién no se ha emocionado en alguna ocasión con alguna interpretación del “Gordo” Troilo, algún tango, cantado / dicho por “El Polaco” Goyeneche? Difícil que no haya ocurrido. Los amigos jóvenes, salidos de la adolescencia, no podrán olvidar al “Flaco Spinetta”, a Charlie, Los Redondos y varios más. “Flashes” de algún momento, su poesía del presente supo captar las formas nuevas del sentir popular, brindando nuevos bríos e inyectando el latir y palpitar de aquellos que recuerdan al tango por la memoria de sus padres.  Por lo demás, ¿qué más decir de una poesía de Lugones, Borges, Cortázar, las aguafuertes y novelas de Roberto Arlt y tantos que los han seguido. ¿Cómo deleitarse con la ironía sin el recuerdo de Macedonio Fernandez? ¿Y que decir de aquellos, que procedentes de la otra orilla, se afincaran en nuestra Buenos Aires, puro gozo para todos nosotros. Wimpi, y su universal, “Vea Amigo”; hoy, todavía y afortunadamente, el dibujante Hermenegildo Sabat, artista superlativo y que con sus dibujos y sin ninguna palabra, ha resultado el cronista y testigo más lucido y contundente de los últimos treinta y cinco años.

Sabemos, economistas al fin, que estos activos no conforman el Producto Bruto Interno (PBI) de una Nación. ¿Que sería de esa modesta notación, si no tuviésemos en cuenta este acervo, que es de todos y no pertenece a nadie en particular? Es un “intangible”, que por definición no se mide. Dichos intangibles, en ocasiones, dicen y expresan mucho más que la cuantificación estadística. ¿Quién se acuerda, hoy, el Producto de España al momento, por ejemplo, de la aparición del Quijote? De existir ese índice, ¿Qué importancia tendría? Si usted tiene preferencia por lo italiano, digamos en general, ¿Qué recordaría con más pasión, el “divino” Dante, o si le interesan las cuestiones políticas, a Niccolo Macchiavelli, o la tasa de expansión del consumo?  ¿Cómo soslayarlos en la categoría de Amigos? En este camino que intentamos, seguramente ocurrirán omisiones, por supuesto absolutamente involuntarias, y esperamos que la benevolencia del eventual lector, nos ayude a subsanar, corregir, y por lo tanto a enriquecer esta módica columna. Si no fuese por este aporte que esperamos, esta sección bien podría denominarse, “memorias de un desmemoriado”.

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