julio 25, 2011

Informe primera quincena Julio 2011

 
El hombre aquel era un paisano entrado en años. No solo su edad era lo que imponía una aureola de respeto. Sus escasas palabras y por sobre todo sus silencios, difíciles de interrumpir, eran unos de los rasgos de alguien diferente. Alguien que sobresale por sobre el resto, sin proponérselo, ya que su lema era que el zócalo resulta demasiada altura. Y en ocasiones marea. Por otra parte, Don Juan, tan simple era su nombre como su vida, además de cauteloso para el habla, cuando lo hacía parecía expresarse bajo forma de metáfora. No sabía lo que esto significa, afortunadamente, pero lo cierto es que ante una consulta o para dirimir un desencuentro, el hombre aquel recurría, con entera felicidad, a un ejemplo de tal justeza que saldaba las diversidades y ponía en marcha el camino de la concordia y la unidad. En una ocasión, otros dos paisanos de la zona discutían sobre la necesidad de acercarle ciertas advertencias a un tercer amigo que andaba en falsa escuadra. Las opiniones iban y venían y no había acuerdo sobre el mejor proceder. Consultaron a nuestro amigo, luego de ponerlo al tanto de lo que se trataba. Don Juan, fiel a su estilo, soltó con frescura este ejemplo: “Una espina de experiencia vale más que un bosque de advertencias”. Estaría bueno que hubiese algún sabio, como aquel legendario Don Juan, en las cercanías del gobierno nacional. No solo para que este no se equivoque más, si es que fueran posibles equivocaciones mayores aún; la deteriorada salud que importa preservar y mejorar es la de la sociedad toda, agobiada de tensiones y confrontaciones que el gobierno propone como eje permanente de su manera de entender la construcción política De lo contrario, algún escarmiento, severo, podría esperarse que ocurra, vaya paradoja, en busca de la paz.

Resulta que los hechos requerirían de varios Don Juan. Véase como ejemplo lo ocurrido el 10 de julio, en la primera vuelta de las elecciones capitalinas. No se hace necesario recurrir a ningún número, ya conocidos de todos. Sí en cambio al adagio de Don Juan. Lo que pasó, que para cualquiera que mire desapasionadamente resulta más que contundente, para el gobierno central ¿es una espina de experiencia o un bosque de advertencia? Parece, por las primeras reacciones de los altivos sonámbulos, que no es ni una cosa ni la otra. Más aún, y por el contrario, la contundente derrota del FPV puede mutar, según estas trasnochadas interpretaciones, en una suerte de victoria. De modo que ni una espina ni un bosque. Ahora bien, si no es ni una cosa ni la otra, entonces es un desierto. ¿Y no será que realmente es así? En un territorio que no se vislumbra siquiera un salitral, un espacio vacío y para nada amigable, nada es posible que crezca. Sin embargo, y según la versión oficial, lo invivible de la ciudad sería responsabilidad de Macri, la derecha, y claro está, de los medios concentrados y monopólicos. Que la mitad de los electores hayan votado la continuidad del Jefe de Gobierno es precisamente eso: un horror de los porteños.        

Mírese al pasar, evitando las intoxicaciones, la reacción gubernamental, en primer lugar, y luego la de ciertos adláteres del progresismo discursivo. Es penoso el papel de Fito Paez. Se le puede haber salido la cadena, frecuente en “un artista” como él, o bien se olvidó de tomar ciertos medicamentos proclives a un equilibrio de la salud. Con todo lo triste que resulta, lo grave no es Fito. Lo peor es que se preste a ser vocero de los peores recursos de cierta xenofobia vernácula. A él le produce asco y nauseas que la mitad de la Capital vote como lo hizo; en rigor, como se sabe, el 70% del electorado votó en contra del gobierno central. Pero aceptemos lo de la mitad. La ausencia de comprensión, la más cerrada respecto a comprender el voto porteño, es propia de la soberbia y petulancia de los mariscales / mariscal de la estrepitosa derrota  del domingo 10 de julio. Habitan en la Casa Rosada o en Olivos, que más da, siendo lo mismo.

Como no podía ser de otro modo se explayó en parecidos términos el bibliotecario González. Ya se ha analizado el concepto de este hombre y sus actitudes, a propósito de la visita de Mario Vargas Llosa a nuestro país, en la Feria del Libro. No vale la pena perder más tiempo con este personaje. Otros integrantes de la “vanguardia” se han expedido también en similares modos: Mempo Giardinelli, Andrés Rivera y otros que recurrieron al mismo tipo de exabruptos. Pertenecen, en líneas generales, a quienes, en nombre de cierta vanguardia que creen representar, asumen lo más retardatario de la retaguardia que dicen combatir. Raro: son la vanguardia de la retaguardia que no tienen. Y por si fuera poco, no lejos están de convertirse en los mejores jefes de campaña de Macri, con la catarata de sus insultos a los porteños. No es tampoco ni la primera ni la única vez que ocurre en el devenir de la historia de nuestro país. El divorcio de los iluminados, podría caratularse este zafarrancho.

En rigor de verdad, tampoco debería extenderse el análisis sobre esta suerte de epifenómenos de los hechos sociales. Sería equivocar el rumbo. Tampoco se los puede dejar pasar como si nada ocurriera. Pero conviene poner el énfasis en las cosas primeras. ¿Cuáles son estas? La estrategia general de campaña, si así pueda llamarse, que siguió el gobierno nacional frente al desafío en la Capital. Quienes la llevaron adelante y quienes fueron sus protagonistas. CFK pretende hacer creer que tiene un piso de 40% de votos a su favor, y que por lo tanto está muy cerca de poder ganar en primera vuelta, al momento de sustanciarse las elecciones presidenciales. Se ha comprobado en infinitas oportunidades, el carácter deletéreo que conlleva el triunfalismo a la bartola. Ha vuelto a ocurrir de una manera demoledora. El 40% se transformó en 28%, con lo que una vez más se demuestra en que terminan (comienzan), las tribulaciones de los alquimistas. Por lo demás, la concepción y metodología con las que fueron confeccionadas las listas de los candidatos. Sin olvidar, claro está, el trato que la casa Rosada le dispensó a Filmus. Una especie de cadete, al que no se le brindó ni una mínima hoja de ruta respecto adónde debía dirigirse y menos de que manera hacerlo. En cuanto al armado de las listas, la imaginación que actúa como para perder el poder, decidió, desde un mito que vanamente intenta construir, otorgarle los lugares de preeminencia a La Cámpora, esa especie de Armada Brancaleone del subdesarrollo. Con algo peor que los personajes de la inolvidable película italiana: estos jóvenes vernáculos son o aspiran a ser yuppies, no militantes de una causa o idea a favor de la Nación. Talibanes en lucha por los puestos mejor pagos del aparato estatal y desde ahí pontificar. ¿Con estos dirigentes y “militantes” espera llegar CFK al 45% de los votos en la primera vuelta?

¿Con que idea, proyecto, visión? Radicalizar el populismo y apropiarse de un mayor monto de rentas privadas. En dos aspectos claves y estructurales de la economía del país, ha destruido sectores indispensables de nuestro país y del mundo moderno. El sector energético se encuentra en crisis terminal; el sector agroindustrial, dado los precios internacionales de sus bienes, sigue funcionando, pero nadie mide el lucro cesante de lo que se podría haber hecho, de no existir semejante manoseo y políticas erróneas que perturban y desalientan el sector. Esto, como se sabe, tiene nombre y apellido, el señor Moreno, estandarte del atraso, la arbitrariedad y una forma de barbarie. Para eso, también malversó y destruyó la causa de los derechos humanos, de los cuales se creyeron vanguardia, para terminar en esta dolorosa y patética situación con las Madres de Plaza de Mayo, la construcción de viviendas (por ahora), y la deleznable presencia del señor Schoklender, como engranaje fundamental de este escándalo. Y esto recién empieza; la continuidad podría ser demoledora.

Frente a este conjunto de evidencias que han quedado duramente expuestas, el gobierno central sigue como si nada hubiera pasado, pensando en una segunda vuelta. Esto es al menos lo que se escucha, al momento del cierre de estas líneas. Con la misma línea argumental, los mismos protagonistas, los nuevos agravios a los porteños por votar “mal”, y la continuidad de lo puesta en práctica en la primera votación, el eje en La Cámpora y la marginación absoluta del PJ. Ignora, por otro lado, la bronca previa de los ciudadanos de la Capital, y le agrega la concurrencia, el domingo 31 de julio a esta segunda vuelta. Con lo que los porteños votarían dos veces a Jefe de Gobierno; el 14 de agosto en las primarias obligatorias; en octubre la primera vuelta de las presidenciales, y en el caso de ocurrir una segunda vuelta, volver a votar en noviembre. Cinco elecciones en cinco meses. ¿Resulta difícil de imaginar el ánimo del ciudadano porteño frente a esta maratón? Es que está claro que el capricho, la tozudez, la ceguera, no parecen impactar en los criterios de la señora Presidenta. Seguiremos en la lucha, impondremos nuestras ideas para materializar el legado de “El” y claro, no nos rendiremos. No aprecian que no sería rendirse. Se trataría, simplemente, de bien leer la realidad.

No estaría completo el panorama electoral de las elecciones capitalinas, sin una breve mención a la faena de los encuestadores. No está claro si fueron cifras por ellos elaboradas, o por el contrario, actuaron como meros voceros del INdEC cuando mide la inflación. Es propio de las actividades humanas, el incurrir en el error. Ahora, cuando todos se equivocan (salvo alguna excepción), y además al mismo tiempo, es evidente que hay alguna impureza, grosera, en la tal medición. Otro ámbito más, en el que nuestro país pierde escandalosamente la credibilidad. Dicho esto, ¿Qué queda de creíble en nuestro país, en cuanto acción de la política y la economía en la sociedad?

La tan mentada melancolía porteña. . .  Puede iluminar, ella, la melancolía, una innumerable cantidad de fenómenos y conductas, en esencia de los porteños, pero que ya parece un patrimonio del ser nacional. “Melancólica imagen del último organito”, le agregó como recitado inicial Edmundo Rivero, a este extraordinario tango de Homero Manzi. “La tan mentada melancolía porteña, es simplemente mal hacer el amor”. Eso decía un grafitti en un paredón de Buenos Aires. No decía “mal hacer el amor”; utilizaba una sola palabra de cinco letras que empieza con C. Y que no era comer. El sufijo era lo que cambiaba. Es innumerable y vasto en extremo el rizoma en el cual se extiende la melancolía. Excepto los artistas y los dandis (modo de ser de ciertos artistas) quienes padecen este desequilibrio y desorden, se encuentran sometidos a fuertes tensiones que en líneas generales terminan muy mal. Furias, descomposturas, caprichos, síntomas todos de una enfermedad, que vienen a mostrar “el dolor de ya no ser”, si es que alguna vez algo pudieron ser. Síntomas también de añoranzas de un futuro, al que se sabe de antemano que no se alcanzará. Frustraciones varias y surtidas que explican esa sensación de ausencia y lejanía, que identifican con claridad al portador de ese modo de desequilibrio. Un notorio autismo, mucho más que el ensimismamiento, que muestra a estos seres desnudos, por más vestimenta que porten. Mezcla de líquidos en descomposición, sangre negra, amarilla, otras que producen ciertos espasmos, que de alguna u otra manera anticipan la posibilidad de una enajenación completa, de la que es casi imposible salir. Suele resultar lo menos apropiado el análisis psíco-físico para el análisis de los hechos políticos. Pero puedo resultar un instrumento y un conocimiento indispensable, cuando ocurren actuaciones de quienes detentan el poder, que resultan inexplicables, por su desatino, a la luz de la mera lógica política. Si se le agrega a Maquiavelo una dosis de psiquiatría, lo inexplicable puede devenir comprensible.

Antes de terminar este pequeño racconto de las elecciones porteñas, un par de menciones de hechos que no pueden soslayarse, ligados indirectamente a la votación de la Capital. En primer lugar, el esclarecimiento de la realidad de los hijos de la señora Herrera de Noble, sometidos a vejámenes por más de una década. Se cae todo el andamiaje de la infamia que se montó y que este gobierno llevó a extremos inenarrables. Alguien deberá disculparse por este intento de venganza, en nombre de los Derechos Humanos, por este acoso y persecución a dos jóvenes sometidos largamente a la condición de víctimas de algo que no fue.

En otro orden de cosas, el señor (¿señor?) Moreno, luego del voto, se le ocurrió clausurar dos kioscos de venta de diarios y revistas, en el Mercado Central, dado que ambos vendían Clarín. Un hecho gravísimo, sobre el que alguien tendrá que dar cuenta más temprano que tarde. Recorriendo antiguos papeles lejanos, nos encontramos con la siguiente idea, que tal vez pueda venir al caso.

“Sin debate, sin crítica, ningún estado puede sobrevivir… Es por eso que la prensa fue protegida por la Constitución. Es el único negocio protegido por la constitución…y no está protegida para divertir y entretener, o para enfatizar lo trivial y lo sentimental, o para dar al público simplemente lo que éste quiere. La prensa está protegida para informar, para enardecer, para resaltar nuestros peligros y nuestras oportunidades, para indicar nuestras crisis y nuestras opciones, para liderar, moldear, educar e incluso para hacer enojar a la opinión pública…”

Estas palabras pertenecen a John Fitzgerald Kennedy, cuando era Presidente de EEUU. No fue una promesa de campaña; tampoco un recuerdo una vez retirado. Las pronunció, con el énfasis que le era propio, mientras ejercía la Presidencia de su país, y era castigado por la Prensa.

Tal el credo de nuestros gobernantes.


Buenos Aires, julio 18, 2011.

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