septiembre 02, 2010

El sufrir merece respeto, el someterse es despreciable”.

Quienes recorrieron sus páginas podrán recordar, inolvidable, una de las más grandes novelas del siglo XIX. Para quienes no tuvieron esa fortuna, un brevísimo recordatorio. Se trata de Los Miserables, de Víctor Hugo, aparecida a mediados de aquel siglo. Desde ese momento de la edición, hasta hoy, ha recorrido el mundo entero, se ha editado en todos los idiomas imaginables y ha movido y conmovido a los seres humanos, aún a los más indiferentes.
 Grande por su concepción y narrativa, muestra a la sociedad entera y su movimiento y devenir, a la par que la infinita galería de seres humanos que pueblan ese fresco, obra de un cerebro, un corazón, unos ojos y una mano a los que nada se le escapó. 

Claro está, hay un personaje central que se agranda al correr del tiempo y que perdura en nuestra memoria. Se trata de Jean Valjean, sus múltiples aventuras, las diversas facetas de su compleja personalidad y, por sobre todo, el imparable anhelo de justicia que presidía todos sus actos. Valjean pasó veinte (20) años de su vida preso, por robar unos pedazos de pan para sus sobrinos, que hacía varios días que no probaban un bocado de comida. La condena original era menor, pero el comportamiento inconformista de Valjean en prisión motivó el permanente alargamiento de su tiempo de cautiverio. Jean Valjean siguió con sus convicciones indoblegables, hasta que murió. Víctor Hugo puso en aquella boca la frase que a Valjean lo terminó de inmortalizar: “El sufrir merece respeto, el someterse es despreciable”.

Curiosa parábola la de estos tiempos modernos, tiempos que, dicho sea de paso, Víctor Hugo contribuyó a desarrollar. Y la parábola es que aquello que para Víctor Hugo era despreciable, hoy es (y resulta) moneda corriente en la mayoría de los asuntos humanos. Salvo, claro está, para aquellos que deciden no someterse. Decidir hacer algo, o no hacerlo, es una cuestión que compete exclusivamente a la soberanía del ser humano. Y a sus convicciones, su conducta y su temple. Quienes no ejercen esa soberanía, propia e intransferible, suelen sucumbir. Quedan a merced de los elementos o, peor aún, del arbitrio de otros hombres. De ahí a quebrantarse no hay distancia y entonces pierden todo, sus bienes y su honor. El resistir, el no entregarse, cómo ignorarlo, tiene sus costos, que pueden ser enormes, pero a fin de cuentas, quien resiste, termina ganando no una batalla o escaramuza, por grande que lo fuera, sino que se convierte en un símbolo de aquello que Víctor Hugo reclamó con especial y fuerte énfasis: el no sometimiento al Poder. Por eso queda, indeleble, implantado en nuestra memoria.  

Otra singular paradoja, ya de la Argentina y de nuestro tiempo, es la presencia de una suerte de tribus urbanas, tales como cronistas, ciertos “periodistas”, presuntos literatos devenidos en comentaristas y relatores políticos de los tiempos que corren, aquellos que  habían sentenciado “científicamente” que el avance del señor Kirchner sobre los medios de comunicación independientes habían terminado por voltear a estos, los medios, de una manera definitiva. Están en “la lona”, diría la tribuna, estragados algunos, desgarrados los otros. De la misma manera que el arquitecto De Vido afirmó que “Fibertel no existe más” (claro, en 90 días), estos sabihondos, no suicidas, decretaron con la fineza de sus análisis, la “muerte” de Clarín y La Nación. Que es lo que el señor Kirchner, vaya casualidad, trata empecinadamente de lograr. Hay que convenir que, hasta hoy, la suerte no lo acompaña, pero, hombre perseverante, seguirá intentándolo de cualquier manera. En esta etapa bastaron dos solicitadas, una declaración del señor Caraballo y otra solicitada conjunto de los diarios antes mencionados, para que todo este montaje del Gobierno, bestial y surrealista a la vez, cayera estrepitosamente. Tal como lo que era, cartón pintado, o si se prefiere el criollismo, “pompas de jabón”. De ahí que esta fase finaliza con un furibundo K.O. que el gobierno recibe.

De modo que los que estaban teóricamente en la lona, y según este grupo de “científicos” a la bartola, se encuentran, hoy, bien parados sobre ella y, al revés, quienes alardeaban como “cocoritos” que esto terminaba con el señor Magnetto y el señor Mitre presos, deberían advertir el cambalache en que todo esto terminó. Por ahora. No debería olvidarse que desde que el señor Kirchner comenzó toda esta embestida insensata contra  Clarín y La Nación, no ha obtenido ni una sola victoria franca y completa en todas y cada una de las arremetidas que llevó a cabo. La de los hijos de la señora de Noble fue un exabrupto brutal; la caducidad de Fibertel resulta verdaderamente escandalosa por su arbitrariedad y liviandad; finalmente, este último episodio de Papel Prensa viene a revelar las intenciones últimas y nefastas del señor Kirchner: enarbolando la bandera de los derechos humanos, según él los entiende, y como si algo en verdad le importaran, pretendía, en el fondo, apropiarse de dicha fábrica de papel, para continuar la marcha de su inconfesable objetivo: no importa el periodismo, debe existir propaganda al servicio de lo oficial. Servilismo, digamos. Oscuro material para algún Víctor Hugo actual.

Porque no habría que perder de vista que el señor Kirchner y su esposa, la Presidenta, padecen una distorsión en extremo aguda (e incorregible), que consiste en creer que sus malos pasos en la gestión, obedecen pura y exclusivamente al accionar pérfido de los medios de comunicación. No son los ciudadanos, ni mucho menos los hechos, los causantes de sus inconvenientes; no, es la prensa que inventa puras falacias y hace  rodar, así livianamente, su mala acción de gobierno. Podría decirse, sin simplificar demasiado, que desde que la señora de Kirchner asumió el poder, al menos tres hechos fueron nublando sus días. Lo primero, a poco de asumir, la valija de Antonini Wilson y sus “papeles” voladores; al otro año, 2008, el disparatado y rencoroso conflicto con el sector agropecuario, que terminó como se sabe; finalmente, en el 2009, las elecciones de medio término, cuyo resultado es de todos conocidos. Estos hechos, ¿resultan un invento de los medios de comunicación? Sí, para el matrimonio gobernante. De ahí la necesidad de los Kirchner que el periodismo sea propaganda y no, según creen, generadores del caos. Se recuerda aquello de “una mentira adecuadamente repetida mil veces, se convierte en una verdad”. Joseph Goebbels dixit, al sólo efecto comparativo.

Napoleón, que algo supo de batallas, guerras y poder, explicó largamente cómo se ganan aquellas y cómo se logra, se sostiene e incrementa este último. El Emperador, por lo pronto, recomendó que nunca y en ningún terreno se debía improvisar. Esto podría quedar para los artistas que “improvisaban” alguna genial creación, pero luego de pacientes y profundos estudios, sobre lo que sería, luego, la materia de su tratamiento. No debían ser, tampoco, payadores de lo imprevisto. Un payador es eso, sólo un improvisador de rimas casuales, por otro lado previamente trabajadas. En la guerra y en la política eso no estaba permitido, de ninguna manera, ya que si así se hacía, se terminaría a los tumbos. Su explicación terminó con una frase, casi de arquitectos, pero los de aquellos que creaban cosas imperecederas: “levantar un andamio, no es edificar”. Pareciera obvio que los Kirchner no han trabajado la lectura, el pensar y el hacer de este hombre. No es arriesgado afirmar esta omisión si se observa, desapasionadamente, el entero recorrido de estos siete años de gestión gubernamental. Seguramente, para horror de Napoleón, el modo de ejercer el gobierno y sostener su Poder, ha sido el de una improvisación permanente. Esto no se sustituye con picardías a la “criolla” ni con vivezas que responden al “parecer”, terreno en el que Kirchner, sí, ha demostrado y demuestra una notable continuidad en su cotidiano trabajo. Kirchner se sostiene por lo endeble de sus opositores y por el obsceno manejo de la caja. Esa es su “virtud”.

Volviendo a la fatídica noche del 24-08, cabría formular algunas observaciones. Todo indica que el fin de semana previo, el matrimonio gobernante empezó a recibir información del fangal en el que entraba. Comenzó recibiendo señales y mensajes de los Gobernadores más cercanos, en el sentido que no se harían presentes en dicho montaje. Luego, el lunes 23, la declaración por unanimidad de la UIA, inédita, que tampoco iba a compartir el evento. El tal acto comenzaba a quedar vacío, no sólo de personalidades y dirigentes, sino, y sobre todo, de política. El Canciller, merecedor de la pluma de algún Ruso, esos que demuelen sin agredir, debía viajar, de urgencia e incógnito, a EEUU. No se conocen los términos de sus conversaciones, pero no resulta difícil inferir el mensaje que recibió, no siendo obviamente él, mero transmisor, el sujeto / objeto de lo que se habría dicho. La “casualidad” quiso que la Embajadora de EEUU  en nuestro país, tampoco concurriese. Luego de aquella fatídica noche, y tras setenta minutos de “hablar” en Cadena Nacional, se conocieron expresiones del Departamento de Estado de EEUU. Primero fue el vocero de dicha oficina, quien expresó que seguían con atención los avances sobre la libertad de expresión en nuestro país. Se sabe lo que esto significa en el lenguaje diplomático. A renglón seguido, la Sub Secretaria para Asuntos Públicos de dicha Secretaría, dicho sea de paso mujer de confianza del Presidente Obama, quien se expresó en los mismos términos que el vocero de la Secretaría. Esta mujer se hizo presente en Buenos Aires el día 25, en una reunión con la señora de Kirchner, Timerman y la Embajadora de EEUU. ¿Se podría soslayar la cuestión de Papel Prensa en esa reunión? De ninguna manera parece posible.

Singular y llamativa la situación presente de nuestro país. Una sociedad que se encuentra invertebrada y desgarrada, agobiada por las vanas querellas y retardatarios recuerdos de hace 35 años aproximadamente, mirando obstinadamente al pasado sin lograr superarlo, no olvidarlo, y sin echar siquiera una fugaz ojeada al futuro, permite que, en este clima, suceden cosas de difícil comprensión. Se está analizando lo que ocurrió, en aquella época, con la compra – venta de Papel Prensa, cuando Clarín, uno de los adquirentes, era nada más ni nada menos que un diario. Ahora bien; dicho medio, el diario, debido a una visión estratégica y de largo plazo, el persistente empeño y esfuerzo de sus directivos y la consecuente política de invertir, reinvertir e innovar tecnológicamente, fue creciendo, integrándose verticalmente, sumando otras formas de comunicación, tal como radios, TV e Internet para terminar convirtiéndose en un formidable multimedios que satisface, con alta calidad, a un vastísimo sector de la población del país. No advertir este crecimiento, integración y desarrollo, constituye una de las formas del suicidio que azota nuestra Nación. En cualquier país serio del mundo, tal salto de la cantidad, que lo transforma en un cambio cualitativo, sería enfáticamente saludado y propuesto como modo a imitar, si el país quiere crecer económicamente y por lo demás política y culturalmente hablando. Por el contrario, acá es todo al revés.

José Pablo Feimann, que se dice filósofo, hilarante en realidad y “cacógrafo”  del oficialismo, viene de sostener esa pose que pretende difamar al monopolio mediático, en realidad Clarín y La Nación. Nos cuenta que el discurso de la Presidenta el 24-08, fue la pieza más importante de los discursos presidenciales de todos los tiempos. Esto, dado que habría desestructurado lo previamente estructurado (?). Supraposmoderno (?), el hombre de hoy es un ser comunicacional. Cualquier pediatra de barrio lo desmentiría con facilidad. Sólo que ahora es la gráfica y la electrónica y en otras épocas, el pobre ser humano era sencillamente colombófilo. No advierte (¿le interesará?) el pobre filósofo lo obvio: la comunicación es de siempre; sólo cambian los instrumentos para lograrla.

¿Qué pasó, entonces, y porqué mutó la noche del “super martes”, tal como se había divulgado que era lo que ocurriría el 24 de agosto? Se había exteriorizado el comienzo de edificar una nueva gesta (en boca de la Presidenta, así inaugure una alcantarilla, eso también es una gesta), que terminó, el tal edificar, en un patético y grosero andamio, tan endeble e insustentable que nada, a partir de ahí, podrá el matrimonio construir. Por el contrario, contribuirá a incrementar sustantivamente su desprestigio y acelerar su debilidad. Sirva para esa comprobación, el tratamiento que todos los medios serios del Mundo le dieron a esta cuestión. En El País de Madrid no fue una nota firmada de un periodista. Fue un editorial, el principal de dicho medio. The Wall Street Journal se expide en términos de que se pretende perpetrar un “asalto” a la prensa libre. Además de lo señalado anteriormente, la mutación tiene nombre y apellido: creciente debilidad del matrimonio gobernante. Debilidad que se acentuó en el último tiempo y que puede preverse, sin forzar nada de la realidad, que continuará en progresivo aumento. Todo esto mientras otro filósofo a la moda, Ernesto Laclau, no tiene empacho en sostener que Kirchner puede ganar con comodidad, en primera vuelta. Podría ser, tal vez, que Laclau sea uno de aquellos que confundan octubre del 17, con el 17 de octubre. Se sabe, en Londres, donde reside y pontifica, todo es posible. Excepto lo bárbaro, cuando se pretende vestir de innovación.

Para finalizar con este tema, alguna anécdota que resulta finalmente algo más que eso. Quienes conocen la ciudad de La Plata y caminaron sus calles, viven o vivieron en ella, se perdieron en sus diagonales, olieron y percibieron el envolvente aroma de los tilos en flor, a comienzos de diciembre, no tienen manera de llamarse a engaño si se mencionan, al pasar, los nombre de David “Duddy” Graiver, la señora Lidia Papaleo o su hermano Osvaldo, Bebín para los platenses, respecto a la valía de estos “pilares de la sociedad”. Hacia el año 1970/71, cuando David Graiver tomó la conducción del Banco Comercial,  en la esquina de 7 y 49, viejo y espléndido edificio,  se adosó un entre piso donde se encontraba su despacho. Graiver, con deferencia, atendía a todo el mundo, por menor que fuese su problema. Despacho modesto, mobiliario más modesto aún. Graiver atendía de espalda a una pared. En otra lateral una ventana que daba a la calle 49 y en la opuesta un ostentoso cambalache que hacía de decoración. Enfrente de él, la puerta de entrada. En la pared a sus espaldas, un cuadro enorme con una foto del “Che” Guevara.  Recuérdese que Guevara había “muerto” pocos años antes (1968). ¿”Proyecto” del Graiver futuro? De ninguna manera lo parece, excepto el precipitado final. Graiver manejaba dinero (¿sólo de los Montoneros?), y mucho, y sus fines eran mucho más inclinados hacia lo crematístico que al protagonismo de ninguna revolución. La única en la que incurrió fue su casamiento con Lidia, envidia de los envidiosos por su belleza, desenfado atropellador y desfachatez transgresora. Su pálido final refleja su entera vida previa; las distorsiones que fabrica el gobierno hoy, son las mismas en las que incurrió durante toda su vida. David Graiver fue y hubiese seguido siéndolo, el perfecto impostor. No se afirma, por otro lado, que la ciudad sea responsable del carácter de Lidia (¿diferente al de la señora Presidente?), pero La Plata en algo influye. Borges sostuvo que el mejor sonetista de la Argentina era un platense, Gustavo García Saraví. Borges iba seguido a La Plata y lo visitaba a Gustavo. Cansado Borges de no entender los rasgos de esta ciudad, un día le preguntó, ¿che Gustavo, qué es esta ciudad? Con la velocidad de un sonetista García Saraví le contestó: “Una ciudad de amigos gravosos y enemigos gratuitos”. Graiver no era para nada gratuito y sí en extremo gravoso. Resulta ser hoy, en la versión oficial, el extorsionado por quienes habrían cometido delitos de lesa humanidad para apropiarse de Papel Prensa. ¿Alguien cree esta abyecta historia?

No parece, con todo, que esta historia termina acá. El gobierno, perseverante, intentará continuar con todo este tipo de avances y atropellos en los que incurrió. No le será tan fácil como parecen creerlo sus adláteres  más cercanos. Aún en las propias filas del FPV comienzan a advertirse fisuras y grietas que tornarán mucho menos compacto lo que fue hasta ahora dicho bloque oficial. En efecto, los dirigentes adictos al gobierno son receptores de las prebendas oficiales. Ocurre, sin embargo, que no son suicidas. La continuidad de estos agravios gubernamentales, podría dar lugar al surgimiento de hechos imprevistos e inimaginables, poco considerados hasta ahora. Convendría comenzar a pensar la incertidumbre, mayor aún que la actual, que podría generar el mantenimiento de estos desatinos. La señora Presidenta viajará a EEUU a mediados de este mes; todo parece indicar que le resultará difícil soslayar este tema; y más difícil aún, salir airosa si la cuestión se pone sobre alguna mesa.

Por otro lado, comienza a inquietar la verdadera situación económica, Más allá del crecimiento que se esgrime, que suena a gordura antes que musculatura, comienzan a hacerse sentir datos que hasta hoy no se les dio la importancia que tienen. Primero, que no resulta normal ni posible vivir  o convivir con una inflación del orden del 25 al 30% anual. Esto en un marco en el que no existe la inversión reproductiva. Y tampoco hay disponibilidad crediticia ni vocación para endeudarse, no en el consumo, sino para proyectos de inversión. Esta ausencia de vocación no resulta de un capricho del sector del empresariado. Hay, en consecuencia, una permanente salida de capitales, que buscan refugio en otras monedas o activos, fuera del país. El primer corolario de todo esto es que no hay creación de puestos de trabajo, no se genera empleo, que no sea el estatal. Y lo que sigue a continuación, prioridad insoslayable, la situación de pobreza, miseria, marginalidad e indigencia en la que están sumergidos vastos sectores de la población. El panorama no podría calificarse de alentador; lo contrario es lo probable.

Fatal. Se olvidaron, los Kirchner, o nunca las conocieron, un par de estrofas de Borges, de  una de sus famosas milongas.

                                                    Se habló con suma cautela
                                                    Se obró de un modo prolijo

¿Se recuerda algún hablar con cautela o un obrar de modo prolijo, de parte del matrimonio Kurchner?


Buenos Aires, septiembre 2, 2010. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Qué Sucedió dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.