enero 09, 2009

“Che, si vas a hablar, que sea para mejorar el silencio”

Unas cuantas historias, ilustrativas, se han ocupado de la figura de Manuel Dorrego en la historia de nuestro país. Una novela aún, Sobre héroes y tumbas, relata en un pasaje de ella, Romance de la muerte de Juan Lavalle, los avatares de aquellas luchas insensatas que llenaron de sangre esos momentos del devenir nacional. La obra incluía, a modo de homenaje, un espléndido pasaje musical con Eduardo Falú y Mercedes Sosa, que acompañaba, hace cerca de cuarenta años, una mirada que, en su desgarrada tristeza, no dejaba de exponer las razones y sinrazones de los bandos en pugna. En algunos casos bajo una faceta heroica, en otros casi como un tormento que acompaña a nuestro país a lo largo de sus luchas. Hasta ahí se había llegado. Un hecho artístico con trasfondo histórico, que ofrecía un relato, poético o novelado, del curso de los hechos. Nadie pretendía destituir a nadie; el hecho se tomó como lo que realmente era: una lectura más en la larga lista de desencuentros de la trayectoria del país.
Ahora, Cristina de Kirchner, se ha animado a más, tal la costumbre del matrimonio que gobierna el país. Se ha comparado, con absoluta obscenidad y con un espíritu de profanación que no es nuevo en ella, con Dorrego, al considerar que es una “fusilada mediática”. ¿Todo esto porque? Porque los medios, según su peculiar punto de vista, no informan, sin que, al revés, desinforman. No cuentan “el relato” que le gustaría ver reflejado en los medios de comunicación. A falta de una, dos veces recurrió a la torpe y baja comparación. Parece entender, la señora Presidenta, que se esconde un espíritu perverso por detrás de las noticias que difunden los medios, digámoslo de una vez, la realidad pura y cruda, y que dicha transmisión es conspiradora y destituyente, san benito que parecería caberle a más de uno. Medios y organizaciones diversas de la sociedad. El matrimonio presidencial, aprendices de expertos en crear enemigos, cree, lisa y llanamente, que quienes no opinan como ellos, impiden la gobernabilidad y buscan su eventual fracaso; que si lo hubiese, dicho sea de paso, sería obra de su propia torpeza.

Convendría, de cualquier manera, ordenar el análisis de los hechos recientes, dado que el antes mencionado, además de no ser el único, pero siendo un vértice del disparate, podría convertirse en una suerte de canon, con todo lo que tiene de anómalo y perverso.

Este andar a la bartola que se observa en la acción del gobierno, recomenzó luego de las elecciones del 28-06, que se perdieron según el ex Presidente “por un poquito”. Los Kirchner ya venían golpeados por el estrepitoso fracaso, el primero en su larga carrera política, dada su estrafalaria pelea con el campo. A partir de ese momento, comenzó una serie encadenada de desatinos, que no hizo, sino, erosionar aún más la desconfianza de la ciudadanía en la gestión gubernamental. Todo el año transcurrido, para decirlo  groseramente, entre junio del 2008 y las elecciones del 28 de junio de este 2009, constituyen una sumatoria de desaciertos, agravios, peleas, todas ellas innecesarias y con diversos sectores de la sociedad, lo que conformó un fuerte salto al vacío, que produjo un doble efecto: abortó el proyecto de poder de los Kirchner y generó una dosis, aún mayor, de desconfianza en la sociedad. Traducido en términos económicos y sociales mostró sus aspectos, tan obvios como deletéreos, que hoy se padecen: caída abrupta de la inversión y el consumo, aumento en los índices de pobreza (medidos como se los quiera medir), e impactos fuertes en el nivel de empleo. El aspecto fiscal y su repercusión en las provincias, mucha de las cuales sin el auxilio federal no podrán pagar la nómina salarial, termina de pintar el panorama en el cual hoy se vive. Toda esta descripción es anterior e independiente de la crisis internacional, a la que se quiso hacer responsable, casi en exclusivo, de la totalidad de nuestros males.

Ahora bien, esta somera descripción abarca hasta el momento de las recientes elecciones legislativas. ¿Qué ha pasado en estos 60 días posteriores? Una suerte de espejismo, tan transitorio y falaz como todos los espejismos, parece dominar la escena nacional. El matrimonio gobernante que perdió en los recientes comicios, intenta retomar la iniciativa y parece dominar el centro del cuadrilátero. Los diversos integrantes del arco opositor, diversos y hasta hoy reunidos por el espanto, que triunfaron en aquella justa electoral, parecen no advertir el resultado de los comicios, que los hizo ganadores, y no se advierte en plenitud que salgan de una suerte de letargo, cuando no de internas infantiles que los mantiene, nuevamente, a la zaga de los hechos y del desmanejo del país, que se realiza, dicho sea de paso, con la conocida prepotencia y el propósito de querella que ha sido propio de esta administración.

Luego de las primeras dos o tres semanas que les propinó el K.O técnico de las elecciones y que mantuvo al matrimonio Kirchner como sonámbulos, estos, ahora, parecen retomar un poco de oxígeno. Para reponerse, el hombre de Santa Cruz hizo lo que hacen quienes se disponen a librar una batalla más, por no decir el capítulo final de una guerra: elegir cuidadosamente a quienes colocaría como enemigos de sus renovados y arteros embates. La decisión es clara y se conoce sobradamente. Los enemigos a demonizar e intentar destruir son el sector agropecuario y su dirigencia, representada en la Mesa de Enlace, y los medios de comunicación, en particular el Grupo Clarín. Ahí radicaría, según este atrabiliario punto de vista, la causa eficiente de los infortunios del país. De ahí las maniobras que se han visto en este último mes y que se analizarán más adelante. En el terreno político partidario, también se pulirá el enemigo, habida cuenta que Kirchner cree todavía, audaz como buena parte de los enajenados, que podría tener nuevas oportunidades de cara al 2011. La serie de desafortunadas “casualidades” que padeció el senador Reutemann, más sus propios errores, podrían constituir una muestra de la munición que se utilizará en este terreno. Los padecimientos de Scioli y Schiaretti para que la Nación les gire fondos adeudados, al solo fin de poder pagar sueldos, revela también, una vez más, la “muñeca” kirchnerista para someter a los díscolos, si es que los mencionados integrasen eventualmente esa categoría.

Relata Bioy, en alguna de las más de 1.100 páginas de sus recuerdos con Borges, y que tituló simplemente así, Borges, los largos y espléndidos momentos que pasaban juntos. Muchos de los cuales, muchos, eran largos silencios de observación, reflexión, pensamientos, etc. En una ocasión, sentados en el banco de una plaza, ambos de traje y corbata, pareció que Bioy estaba dispuesto a comenzar un diálogo y ni bien hubo pronunciado la primera palabra, Borges lo interrumpió y le dijo: “Che, si vas a hablar, que sea para mejorar el silencio” Reímos francamente los dos, agrega la cordialidad y amistad de Bioy. Pues bien, acá se ha roto el silencio y nada se ha mejorado. Lo que se observa y se siente, por el contrario, es que está todo nublado y son fuertes los truenos. ¿Será, tal vez, el presagio de una tormenta, o quizás aprestos pasajeros? No es fácil saberlo, aunque podría arriesgarse que en caso de ser una tormenta pasajera, será, de cualquier manera, algo más que algunos relámpagos. Si los medios, por ejemplo, viesen peligrar el ejercicio de la independencia informativa, de un lado, y de otro, tuviesen severas dificultades para preservar su ecuación económica, habida cuenta la persecución gubernamental, recurrirían a todos los argumentos, que les sobran, para la defensa del periodismo sin restricciones. En esa tarea, por lo demás, y como se ha visto hasta hoy, no estarán solos, en la defensa de un interés “corporativo”. Lo mismo puede decirse del sector agropecuario y su actual cese de comercialización.

Vale recordar que la Presidenta había llamado al diálogo político-económico luego de la derrota electoral. Ese llamado generó innumerables dudas entre los invitados a concurrir dado que se decía, entre otras cosas, que resultaría un mero juego y simulacro de parte del gobierno, y de paso hacerle el juego, ya que no está acostumbrado a debatir nada con nadie. De cualquier manera, la mayoría de las fuerzas aceptaron la invitación con un argumento práctico: no será por nosotros que fracasen todas las instancias posibles para reencauzar una situación difícil. Más aún, cuando buena parte de ellas lo venían pidiendo con insistencia. Pues bien, el tal diálogo ha resultado en un estrepitoso fracaso, una conversación entre sordos. Pueril y banal como en todo, el gobierno cree que con dicha maniobra logra “ganar” tiempo. En el medio de una situación económica y social extremadamente crítica, que requiere análisis y soluciones urgentísimas, ¿es ganar o perder tiempo, el abusar del tiempo en este tipo de amagues para la tribuna? Solo una mirada corta, carente de estrategias y con el solo pensamiento depositado en el beneficio propio, puede llegar a entender que se está en condiciones, todavía, por ejemplo, de jugar con los aproximadamente 15 millones de pobres que conforman la población del país. El Papa habló, a comienzos de mes, de los niveles “escandalosos” de pobreza que cruzan esta región. Mientras tanto, acá, se dice, ganamos 30 días; ¿ganamos?

Entre tanto, con el sector agropecuario ocurre algo bastante más grave que una conversación fallida, dado que a lo que se asiste, más que a conversaciones, es a provocaciones. Experto, el gobierno, en materia de “fulbito” para la tribuna y generar engaño tras engaño. Parece no haber aprendido que terminan siendo golazos en contra. El día 31 de julio, con todas las pompas del caso y las fotos pertinentes, la Mesa de Enlace concurrió, nuevamente, a un “diálogo” con los funcionarios que debieran encargarse de estas cuestiones. Buzzi dijo al terminar: “parece que estuvimos en dos reuniones diferentes”, dado las declaraciones que hacían, a su vez, los responsables oficiales. Desde ese día, hasta hoy, nada se ha cumplido de todo lo que se prometió. Con la excepción, claro está, del veto presidencial a la sanción en el Congreso, por unanimidad, de la exención de los derechos de exportación en ciertos partidos de Buenos Aires, castigados por una brutal sequía. Tampoco advierte el gobierno, y si lo advierte no le importa, las consecuencias inevitables que estas estafas tendrán para el desarrollo futuro del sector, y por ende del país.

Respecto de los medios de comunicación, el comportamiento ha sido, también, mucho más cercano al de las patotas, que a la gestión de gobierno. Debe entenderse gobiernos serios. La cuestión tomó volumen cuando el gobierno decidió estatizar el fútbol, con el bastardo argumento que los goles estaban “secuestrados”. Argumento que revela, dicho sea de paso, el estremecedor cariz que para la Presidenta y su marido conlleva la situación y las secuelas de los enfrentamientos de los años 70. Es lo mismo, materia equiparable, esencia similar, un desaparecido de aquella época y del bando que sea, y los goles del fútbol que se veían a las 10 de la noche. En todo el país y por un canal de aire. Incurrió en la misma bajeza, el día que presentó oficialmente la decisión, dedicada a los periodistas “desaparecidos” en la lucha de aquellos años. Lucha y sangre que la sociedad desea que sea lo que es, un episodio del pasado, mientras busca, afanosamente, el encuentro con un futuro que prometa sosiego, paz y prosperidad, y no solo para los amigos de turno del gobierno que sea. Resulta que en nuestro país, ahora, no es así. En una maniobra propia de una patología perversa, el Estado dice encargarse que, a través de la TV pública, de ahora en más, el fútbol sea para todos. Nada de lo cual está ni remotamente claro y lo único que se sabe es el costo astronómico que esto tendrá.

Luego de esta maniobra se revela que el matrimonio presidencial continuará con su política de mucho circo y nada de pan, como lo prueba el hecho que en menos de dos semanas se le giraron a la AFA la módica suma de $ 400 MM, a cuenta de otros futuros e incuantificables aportes, al día de hoy, y que se utilizarán, naturalmente, para colaborar en el despegue del proyecto liberador. Dinero que, con la misma generosidad, se ha debido sustraer a otras partidas, sean de educación o salud, lo mismo da, y los Kirchner iniciarán, de este modo, la “democratización” de esta pasión popular. Como se observa, hay pasiones y acciones que son merecedoras de mayor y mejor democracia que otras.

La escalada del gobierno en contra de los medios, luego del fútbol, tomó nuevos impulsos. Se envió al Congreso, con una celeridad que asombra, un nuevo proyecto de Ley de Radiodifusión o de servicios audiovisuales. Por cierto que la ley vigente sería susceptible de ciertas modificaciones para introducir algunas novedades de la industria. Pero hacerlo de la manera que se pretende, a tontas y a locas, producto de la improvisación y no de la reflexión, devendrá, inevitablemente, en un remedio que será peor que la enfermedad. En cuanto a las formas, formas que son de fondo, resulta inconcebible tratarlo con el actual congreso, que fenece en 90 días, luego que el 28-06 se eligieron nuevos representantes legislativos. La nueva representación parlamentaria será, como se conoce, sustancialmente diferente a la actual. Para una ley de este tenor, por otra parte, se requiere de un amplio y universal debate entre todos los actores involucrados, lo que implica un minucioso mecanismo de consulta y opinión de vastos sectores de la sociedad. Los medios, claro está, entre los primeros de todos ellos.

Los especialistas en esta materia están en condiciones de opinar, más y mejor, que este informe. Se desea subrayar, solamente, una cuestión. Según el proyecto de ley enviado al Congreso, las compañías telefónicas podrán emitir y transmitir la faena que hoy hacen los medios de comunicación. Si prosperase esta parte del proyecto, quedarían plasmadas tres consecuencias notables: se intentaría reemplazar a un conjunto de medios que antes emitían el fútbol por un monopolio, el telefónico; dicho nuevo monopolio, por lo demás, sería extranjero, con lo que tiene de altamente sensible que la tarea de los medios de comunicación pertenezcan a monopolios externos, sin que ningún preconcepto exista en contra del capital externo, salvado el hecho del tema que se trate; finalmente prepara el terreno para la disputa por el futuro de Telecom, futuro que se piensa ligado, por parte del gobierno, a sus empresarios amigos. Como se ve, es demasiado lo que se juega en este “partido”, con más el agregado de otras “minucias”, tal como podría ser el control de nuevos juegos electrónicos que están ligados al fútbol.

Todas estas cuestiones que se mencionan, más otras que se avizoran y que han sido lanzadas por el propio gobierno, deben, perentoriamente, ser tratadas antes del 10 de diciembre. Es tan bestial y burda la maniobra que ahora, que el parlamento actual cesa en 90 días para dar paso al que se votó hace 2 meses, la actual administración parece poseída de un dramático frenesí por la velocidad, para intentar hacer lo que durante más de seis años de poder no pudo lograr. Todo esto, además, en  nombre de los derechos humanos y de una más amplia y mejor calidad democrática. Si eventualmente Kirchner triunfara en las dos guerras en las que esta empeñado (¿o emperrado?), el campo y los medios, le quedarían, sin embargo, dos o tres obstáculos insalvables. Su “triunfo”, de serlo, no será total ni gratuito; luego deberá luchar contra la fangosa realidad; al final, deberá luchar contra si mismo, la más entreverada de todas las batallas.

Mientras tanto, el show debe seguir. No se pueden soslayar dos o tres cuestiones que transcurrieron en agosto, y que tendrán, inevitablemente, impactos en algunos casos y en otros, recuerdos poco felices en el futuro. El ministro Boudou intenta retomar la relación con el FMI. La manera en que lo hace, en honor al espacio y a la estética,  podrá tratarse en otra oportunidad. Un funcionario de jerarquía del FMI pasó, días pasados, algunas horas por Buenos Aires. Boudou sigue empeñado imaginando que sería una relación técnica, sin ninguna auditoría de ningún tipo, pensando en el famoso capítulo IV de la Institución. Pretende pedirle peras al olmo. Si usted es socio de algún club, el que sea, admite sus estatutos o reglamentos y si no, no es socio. Es tan simple como eso. El funcionario de marras, el del FMI, conociendo en parte a nuestro ministro, le preguntó si le gustaba la natación, lo que cosechó una respuesta enfáticamente afirmativa. Le dijo, entonces, el hombre del FMI, que si iba a una pileta a nadar, no podría prescindir de un mínimo examen médico, a los fines obvios. “Bueno, acá es igual”, terminó su faena el funcionario internacional.

Una pequeña mención para un tema de enormes dimensiones. Hubo, lo que denomina la jerga popular y de hecho lo es, un fenomenal tarifazo en gas y luz. Habida cuenta la repercusión popular, el gobierno decidió la suspensión, no la derogación, de los incrementos mencionados, conocido como contra tarifazo. El primero de octubre se volverán a facturar dichos servicios con los aumentos conocidos. Es la realidad y es Kirchner; aquellos problemas y esta personalidad, tal como se presentan, resultan imposibles de doblegar.

Un periódico europeo, más concretamente de París, que se ocupa usualmente de aspectos estrambóticos que ocurren en el mundo, publicó un recuadro chico, en página impar, este fin de semana, con el siguiente título: “Finalizó reunión de trasnochados” Se refería, claro está, a la reunión de UNASUR, que se pudo ver por la TV. También se pudo observar el manifiesto interés de Lula en la reunión, para que terminara, no para que siguiera. Pequeñas delicias que la diplomacia de nuestro país y el ego enfermizo de nuestra Presidenta nos pueden brindar. La noticia que queda de la reunión es un hecho infortunado que también se conoce: el Presidente Uribe regresó de Bariloche con gripe A. Nadie afirma que se contagió en Bariloche, pero. . . 

Si es cierto que la función de los pensadores sería la de predecir el pasado y recordar el futuro, nuestro horizonte parece tiempo nublado. No se puede predecir lo que previamente se bastardea; poco se puede recordar de algo que se desconoce.


Buenos Aires, septiembre 1, 2009.

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