Cuídense porque anda suelta
Si los cacha los da vuelta
No les da tiempo a rajar.
Cualquier desprevenido extranjero, casual lector de algún diario de Buenos Aires en estos días, y luego de ingentes esfuerzos para entender cabalmente la letra de esta proeza artística, suspiraría aliviado al enterarse que data de 1928. Enrique Santos Discépolo fue el artífice de su letra y su música. Para no andar con vueltas lo llamó, directamente, Chorra. Seguramente atribulado luego de la comprensión de sus términos, nuestro amigo, trabajando meditaciones al estilo de una suerte de paseante solitario, indagó un poco más. A medida que avanzaba, mayor era su desconcierto. No terminaba de entender como era eso de una obra que, escrita en aquellas remotas épocas, reflejaba tan acabadamente datos y hechos del presente, que leía puntillosamente en diarios serios e independientes de nuestra Buenos Aires. ¿O es que acaso la persona en la que pensaba había tenido dos vidas, una en la época de la composición del tango y otra actual y del presente? Nuestro anónimo y transitorio visitante descubría el misterio. La letra era universal y de todos los tiempos, de ahí su vigencia actual; la que “si los cacha los da vuelta” era aquella a quien veía, por una razón u otra, en los diarios de todos los días. Se trataba, sin duda, de la señora Lidia Papaleo.